BUCAREST.- Europa sigue dividida sobre el futuro de la energía nuclear civil, 25 años después de la catástrofe de Chernobyl (Ucrania), aunque la tragedia de Fukushima (Japón) hace presagiar una ralentización del desarrollo de la energía atómica.

"Después de Chernobyl, la industria nuclear insistió en que la central poseía tecnología soviética obsoleta y que el país no se distinguía por su cultura de la seguridad", recuerda Aslihan Tumer, especialista de energía en Greenpeace. "Pero lo de Japón, país conocido por su cultura de la seguridad, mostró que un accidente puede ocurrir en cualquier lado", añade.

Idas y vueltas

En Alemania, el efecto Fukushima provocó reveses electorales importantes a la coalición de la canciller Angela Merkel, criticada por haber prorrogado en 2010 la explotación de 17 reactores. Más del 60% de los alemanes desean un abandono rápido de la energía nuclear, según un sondeo reciente.

En Gran Bretaña, la proporción de personas que avala la renovación de los reactores existentes ha bajado de un 47% a un 35% tras el accidente en Japón. Sin embargo, los que se oponen no son más que un 28%, según un sondeo GFK para los Amigos de la Tierra.

En Bulgaria, que dispone de una central nuclear con reactores soviéticos, también disminuyó la proporción de gente que apoya la energía nuclear, aunque la opinión pública sigue siendo mayoritariamente favorable a la construcción de una segunda central.

Italia -uno de los pocos países de Europa sin centrales nucleares tras cerrar las cuatro que tenía hace más de 20 años- anunció esta semana que abrogará la ley para reintroducir la energía atómica.

Hasta en Francia, que tiene el segundo parque mundial de centrales, ocho de cada 10 franceses desean que de aquí a 30 años la actividad disminuya sustancialmente en provecho de otras fuentes energéticas, según un sondeo IFOP posterior el drama en Japón.

Los partidarios confesos

Los países de Europa del Este han sido "pronucleares" de forma constante, explica Mihaela Stiopol, una de las directoras de la Sociedad Nuclear Europea.

En esos Estados que estuvieron durante buena parte del Siglo XX sometidos a la influencia soviética, "el deseo de no depender de una sola proveedora de energía, Rusia, es más fuerte que en Europa occidental", añade.

"No puedo imaginar que se vayan a parar las centrales nucleares. En nuestro país, esto generaría severos problemas económicos, sería casi un desastre", advirtió el primer ministro checo, Petr Necas, después de Fukushima.

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, también justificó la continuación de la producción de energía nuclear por la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero que generan, por ejemplo, las centrales de producción termoeléctrica de energía.

A la par, los países europeos no se pusieron de acuerdo para someter sus 143 reactores a pruebas de seguridad con el fin de eliminar las plantas insatisfactorias.

Precisamente, para el gabinete de estudios Xerfi, el "renacimiento nuclear" iniciado en 2000, con "vastos planes de modernización y expansión del parque instalado" parece estar hoy comprometido.

"Las centrales europeas seguirán funcionando, pero las decisiones sobre nuevos proyectos serán más difíciles", admite Stiopol. (AFP)